La mejora de la salud y la calidad de vida pasa por una visión integral de las personas

“La ‘nueva normalidad’, –que será nueva, no lo duden-, nos ofrece la oportunidad de rediseñar las cosas de otra manera. Por ejemplo, en Salud, a través del tremendo potencial de la atención basada en valor o de la telemedicina y otras formas de salud digital. Tenemos la posibilidad de trabajar unidos sobre las necesidades reales de las personas, antes que volver a mirar el uniforme que lleva aquel que nos ofrece una desenfrenada actividad, que a la postre puede generar más riesgo que ventajas”. Nos tomamos prestada esta reflexión que hacía Julio Lorca, director de Desarrollo de Salud Digital de DKV Seguros, en Community of Insurance porque concentra en pocas frases algunos conceptos muy interesantes de los cambios que se vienen dando hace tiempo en los sectores de salud y asistencial y que se han visto reforzados con esta crisis sanitaria provocada por el Covid-19: rediseño de los sistemas, aporte de valor, tecnología e innovación, trabajo en equipo y la persona/paciente como centro de todo ello.

Es en este contexto, y con el objetivo de crear espacios de encuentro donde trabajar la colaboración y las sinergias entre los ámbitos de salud y asistencial, que desde Ship2B hemos decidido fusionar los dos ámbitos. “Llevamos tiempo trabajando en la unión de estos dos ámbitos, ya que si pensamos en el cuidado de las personas, estos nunca deberían haber trabajado de forma independiente el uno del otro”, comenta Adrià Escolà, Manager del S2B Health&Care. Y en este sentido, la crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha puesto aún más de manifiesto la importancia de la colaboración entre los diferentes agentes médicos, sociales y asistenciales para facilitar la accesibilidad a los diferentes servicios y garantizar la continuidad de los cuidados, tanto de los propios afectados por el Covid-19 como del resto de personas con patologías y necesidades específicas. Ahora, como comentaba Julio Lorca, es esencial llevar esos procesos de coordinación, integración y complementariedad a la “nueva normalidad” e integrarlos en la manera de entender y atender la salud en su conjunto (bienestar físico, mental y emocional). 

Esta atención global ayudará a “incrementar la eficiencia de los recursos y mejorar la asistencia de las personas, que tiene al mismo tiempo necesidades sociales y de salud. Si una persona recibe atención no coordinada, es más probable que ingrese y reingrese varias veces y aumente así el coste para el sistema”, asegura Oriol Fuertes, CEO de Qida. “Esto sucede porque se sigue primando una atención hospitalaria que mantiene déficits relativos de gestión que conducen habitualmente a largas listas de espera e incluso a iatrogenia. En conjunto se premia antes el volumen de actividad asistencial desplegado, que el valor real generado en la salud de las personas”, añade Lorca. Y, en este sentido, Maite Fibla, cofundadora de Ship2B, insiste en “la importancia de repensar el sistema sanitario, los procesos de innovación y el rol de los diferentes actores para garantizar la sostenibilidad del propio sistema en un contexto, además, de aumento de la esperanza de vida y envejecimiento de la población”. 

 

 

La transformación de los sistemas de salud

En Ship2B creemos que los hospitales dejarán de ser el centro de los servicios de salud, convirtiéndose en un espacio más abierto que fomente la prevención, la generación de conocimiento y riqueza, la investigación, etc. Esta idea la refuerza Laia Arnal, directora de desarrollo de negocio en el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR): “creo que los hospitales, como grandes casas de la salud, vivirán una transformación muy intensa de infraestructuras, procesos, cultura de los profesionales, de los pacientes, etc. 

  • Por un lado, y con el COVID19 se ha visto muy claro, los hospitales deberán ser espacios de ultraespecialización y ultracomplejidad, que gestionen enfermos críticos, enfermedades raras y cáncer, entre muchas otras.
  • Por otro, se pone de manifiesto que uno de los grandes retos que nos espera es el de saber incorporar las nuevas tecnologías que, entre otras cosas, permitirán automatizar ciertas tareas de poco valor añadido, de forma que los profesionales puedan aprovechar mejor su tiempo y dedicarlo a humanizar más la salud, ofreciendo un trato más personalizado o acompañando a los pacientes, como hemos visto estos días en el dolor o la muerte… Esa humanización en situaciones extremas es muy importante. 
  • Una tecnología que nos debe ayudar también a rediseñar los procesos. Este período ha sido una prueba de carga extrema porque de un día para otro nos encontramos todos en casa y tuvimos que poner en marcha una telemedicina que llevábamos mucho tiempo sin terminar de implantar. Y lo mejor ha sido ver cómo se ha hecho de forma rápida y fluida, nada dramático ni complejo como parecía. Ha resultado ser una herramienta que permite dar una asistencia de calidad, y eso nos debe llevar a replantear procesos asistenciales”. 

Todos los agentes coinciden en que la crisis sanitaria ha hecho avanzar en dos o tres meses lo que se habría tardado cinco o seis años en condiciones normales. Pero ahora “hace falta aprender la lección”, asegura Jaime del Barrio, senior advisor en las áreas de Salud y Ciencias de la Vida en EY. “Hace seis meses que todo el mundo nos discutía que la telemedicina fuera posible. Ponían barreras éticas, legales, tecnológicas… y de repente, salta todo por los aires y en dos semanas es posible. Mi preocupación es que ahora estoy viendo que ya hay muchos sistemas que se están volviendo para atrás. Deberíamos consolidar lo que se ha hecho bien y avanzar”. 

Del Barrio coincide con Laia Arnal en que la digitalización de ciertos procesos, “aunque parezca una contradicción, contribuiría a la humanización. En la medida que mi tiempo como profesional pueda ser un tiempo de calidad dedicado a la persona, será una prestación de mucho más valor que si dedico el 80% de mi tiempo a luchar contra el ordenador, que es lo que sucede muchas veces ahora”. Y remarca aún “los diferentes sistemas de salud y asistenciales no comparten las fichas de las personas y cada uno debe empezar de cero”. Oriol Fuertes también enfatiza este punto: “la tecnología ayudaría a conectar la base de la información entre los dos mundos y evitaría sistemas ‘ciegos’ e ineficientes”

 

 

Empoderar al usuario 

Esa tecnología también ayudará a empoderar a la persona/paciente, ofreciendo soluciones más proactivas y personalizadas que lo involucrarán de forma activa en la gestión de su propia salud, pero sobre todo en la mejora de su calidad de vida. “Esto no es nuevo, pero el modelo cada vez más será dirigido hacia la prevención y el usuario deberá tener más conocimiento, sensibilización y capacidad de acción sobre su propia salud. El individuo tiene un rol trascendente en esta evolución, así como también los profesionales del futuro, que probablemente serán más consejeros o promotores de la salud”, prevé Laia Arnal.

Ese empoderamiento de las personas, sumado a la tecnología, contribuirá a reenfocar los sistemas y gestionar mejor los recursos. “¿Dónde tienen que estar las personas mayores crónicas? ¿En su domicilio o en un centro asistencial? Si nos vamos a modelos nórdicos, las personas, autosuficientes por supuesto, están en sus domicilios, ya que en esta época de nuevas tecnologías se permite que estén monitorizados en tiempo real”, recuerda Jaime del Barrio. 

En este sentido, Laia Arnal explica que aquí se está avanzando hacia ese modelo, aunque más lentamente. Por ejemplo, durante esta emergencia sanitaria, “se ha puesto al servicio del personal asistencial del Hospital Vall d’Hebrón una aplicación que se estaba utilizando en la unidad de ictus, con la que se puede realizar un seguimiento continuado de los pacientes. De esta forma, más de 300 enfermos que podían liberar camas de hospital, continuaron la baja desde su casa monitorizados con solo un simple pulsímetro, y les permitía hacer un seguimiento de temperatura, de saturación de oxígeno, contactar con los familiares, etc.”.

 

Impulsar la innovación

Son los inicios de un largo camino en el que los ámbitos de salud y asistencial cada vez deberán trabajar más de la mano para ofrecer una solución real a las necesidades de las personas. La tecnología y la innovación tendrán un papel relevante. Por ello, ponemos en marcha S2B Health&Care, el programa de aceleración e inversión de startups de alto impacto con tecnologías innovadoras que aporten una visión integral de la salud y la calidad de vida con especial foco en gente mayor, enfermedades crónicas y discapacidad. 

El nuevo modelo de aceleración que estamos proponiendo desde este año, y esta visión integral de la salud y calidad de vida como un único vertical, recogen todo el conocimiento y expertise de estos últimos años trabajando con los mejores emprendedores y expertos del sector. “Estamos seguros de que es la apuesta correcta y esperamos seguir promoviendo aquellas compañías que puedan maximizar el impacto en la salud de todos”, enfatiza Adrià Escolà. 



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