En el anterior post titulado ?¿Es posible generar impactos exponenciales que cambien el mundo?? hable de cómo la era digital, internet y la tecnología disruptiva están permitiendo que personas y entidades de todo el mundo puedan soñar con impactos exponenciales con sus ideas y sus causas. Por otra parte, también os nombre las 6 palancas exponenciales que, si se saben utilizar apropiadamente, pueden llegar a generar grandes impactos en nuestra sociedad.
A continuación os detallo más detenidamente cada una de estas palancas:
1. Viralidad:
hasta hace poco el impacto viral de un personaje o una historia solo se conseguía a través de la televisión o la radio. Hoy en día, es posible viralizar cualquier causa de una manera rápida utilizando adecuadamente todas las posibilidades que ofrecen los medios y las redes sociales. Aun así, son infinitas las causas que lo intentan y fracasan, y sólo pocas consiguen realmente los efectos virales que pretenden. La viralidad es útil para historias personales que nos llenen de emoción. Son historias muchas veces espontáneas que generan un movimiento de adhesión global inmediata. Aun así, hay un montón de aprendizajes que se pueden conocer de antemano y que permiten asegurar mayor tasa de éxito a la hora de intentar viralizar una causa social determinada. El bestseller actual The Dragonfly Effect de los profesores de Standford Andy Smith y Jennifer Aaker, es, según mi criterio, el mejor intento hasta la actualidad de conceptualizar los requisitos y el proceso necesario para conseguir hacer una causa viral. En su magnífico libro, nos hablan de 4 grandes fases en todo proceso viral que pretende transformar realidades de manera exponencial: focalizar la historia y los objetivos que se pretenden, generar atención, comprometer y tomar acción. La clave de todo está en los detalles, como casi siempre. Cada fase tiene sus propias coordenadas que hay que saber movilizar si se pretende tener éxito.
2. Plataformas de colaboración:
una segunda manera de conseguir un impacto exponencial es a través de la colaboración global que permite internet. Estamos en la era de la colaboración, de Airbnb, Uber o Celicity. Son infinitas las plataformas que pretenden aglutinar intereses y movilizar grupos más o menos homogéneos para conseguir que participen de determinada causa, o incluso que se impliquen con su trabajo o aportando cualquier tipo de activo. La economía colaborativa está en auge, aún así existe claramente una burbuja de plataformas, de las cuales sobrevivirán tan solo unas poquitas. Lo difícil en las plataformas colaborativas es cuando no hay ninguna institución o entidad que las financie y que, por tanto, deben buscar fórmulas para ser autosostenibles. Las claves para ser exitosos con una plataforma de colaboración también se pueden aprender. En este caso, quien mejor ha trabajado este ámbito son los expertos Albert Cañigueral y Javi Creus, éste último a través de su ya famoso modelo Pentagrowth que identifica las cinco palancas para los proyectos colaborativos exponenciales.
3. Tecnofilantropía:
Bill Gates quiere pasar a la historia no solamente como el creador de Windows sino como el artífice de algunas tecnologías que redujeron drásticamente la pobreza en el mundo. Sus planteamientos también son exponenciales. Suyos son algunos de los 23 pequeños inventos tecnológicos accesibles que están cambiando para bien la vida de los que se encuentran en la base de la pirámide. La Bill & Melinda Gates Foundation, junto a muchas otras Fundaciones como la Rockefeller o la Bloomberg, se están convirtiendo en referentes de cómo abordar los grandes problemas de la humanidad a base de tecnologías accesibles y planteamientos de cambio sistémico. Se les conoce por tecnofilantropías por sus elevados presupuestos, sus cualificados equipos de gestión y por poner la tecnología al servicio de los más necesitados. Muchos de sus proyectos suelen fracasar por no tener presente las realidades de cada entorno e intentar proponer las mismas soluciones para poblaciones distintas. Pero también cosechan importantes éxitos en su trayecto, muchos de los cuales son exponenciales.
4. Emprendedores sociales de alto impacto:
son personas ambiciosas en el buen sentido de la palabra que piensan en grande, que desarrollan soluciones innovadoras sostenibles que pretenden ir más allá del ámbito local e impactar globalmente, y desarrollan para ellos redes para escalar y replicar exponencialmente sus impactos. Rodrigo Baggio con sus centros de inclusión digital (http://www.cdi.org.br) o Jean Claude Rodríguez con sus comunidades de autofinanciación (http://www.winkomun.org) serían buenos ejemplos. Los emprendedores sociales exponenciales suelen fracasar a menudo en su escalabilidad o replicabilidad ya que descuidan importantes aspectos culturales y legales que les hicieron exitosos en su momento, y también porque no cuidan los detalles de la misma forma que en sus inicios. En cambio, suelen tener éxito cuando se adecuan a cada entorno y cuando tejen grandes alianzas con corporaciones e instituciones que les ayudan en su expansión.
5. Innovación social de grandes corporaciones: se ha criticado a menudo la supuesta responsabilidad social que venden determinadas corporaciones, cuando después mantienen un montón de escándalos en el trastero. Es difícil hablar de responsabilidad social en el momento actual. El caso más reciente, Volkswagen, y sus emisiones tramposas, con sus departamentos de RSC y comunicación vendiéndonos a diario lo verdes y sostenibles que eran, ha dejado por los suelos el valor real de la RSC. No puede ser que una parte de la organización se dedique a los temas de responsabilidad y otra parte camine a sus anchas. La RSC debe evolucionar hacia un enfoque mucho más expansivo, donde toda la organización ponga el impacto social al mismo nivel que la generación de beneficio. Es el enfoque que está liderando, por ejemplo, B-LAB con su comunidad de empresas B-Corp. También me atrevo a citar alguna corporaciones que está trabajando honestamente y desde todos los niveles de la empresa para conseguir equilibrar impacto social y económico. Es el caso, por ejemplo, de Unilever que tras ciertos escándalos en el pasado, ha puesto en el mismo nivel de importancia beneficios e impacto social, y todos sus ejecutivos cobran sus bonos un 50% en base a resultados y un 50% en base a impacto social. Sus programas transversales sociales o ambientales afectan de golpe a 150 países y fomentan así transformaciones exponenciales. Danone o Nestlé también trabajan en la misma dirección, por citar solo algunos casos concretos.
6. Grandes tecnologías exponenciales:
la tecnología avanza a un ritmo inimaginable para la mente humana. Nuestro pensamiento es lineal y no somos conscientes de los cambios que llegan de manera exponencial. La inteligencia artificial, la robótica, la energía, la medicina, etc. están a punto de producir cambios disruptivos que se llevarán por delante un montón de mercados y sectores. La Singularity University, liderada por Peter Diamandis y Raymond Kurzweil, quieren llevar toda esta evolución tecnológica a resolver los grandes problemas de la humanidad. Drones que llevan alimentos a poblados rurales o impresoras 3D que imprimen carne no proveniente de animales para países del tercer mundo serían dos ejemplos de proyectos concretos que están en marcha. Diamandis en su libro Abundance nos describe numerosos ejemplos de tecnologías revolucionarias existentes o emergentes que tienen la capacidad de resolver retos como la pobreza alimentaria, la disponibilidad de agua potable, el acceso a energía barata o el tratamiento de enfermedades de transmisión. El ?transhumanismo?, que es a menudo como se conoce a este fenómeno, recibe también numerosas críticas por sus tesis simples vinculadas exclusivamente al desarrollo tecnológico y su presuntuosidad a la hora de abordar las problemáticas sociales en el mundo. Aun así, se hace difícil contradecir a veces la evidencia que pone gente como Diamandis encima de la mesa con proyectos que están ya en marcha con resultados muy prometedores.