¿Qué significa realmente el cambio sistémico?

Del Impacto Individual al Impacto Colectivo

Vivimos un momento en el que los grandes retos globales —la crisis climática, la desigualdad, el envejecimiento poblacional, la falta de vivienda o los problemas de salud mental— se entrelazan. Y aunque en las últimas décadas han surgido cientos de iniciativas que generan impacto social, seguimos viendo que los problemas se reproducen.

Quizás, porque seguimos actuando sobre los síntomas y no sobre las causas estructurales.
Para transformar de verdad, necesitamos cambiar el sistema.

Ese es precisamente el objetivo del cambio sistémico: una manera de entender el impacto que busca transformar las reglas, relaciones y narrativas que sostienen los problemas sociales y ambientales.


Vivimos un momento en el que los grandes retos globales —como la crisis climática, la desigualdad, el envejecimiento poblacional o los problemas de salud y vivienda— se entrelazan y se retroalimentan. En los últimos años, el ecosistema de impacto ha avanzado de forma notable: cada vez más empresas, fundaciones e inversores orientan sus estrategias hacia la generación de impacto positivo, y la inversión de impacto ha crecido un 21 % en los últimos cinco años (Global Impact Investing Network, 2024).

Sin embargo, los datos muestran que estos esfuerzos aún no bastan para responder a la magnitud de los desafíos. Según el último Informe sobre los ODS 2025 solo el 18 % de las metas están en curso de cumplirse, mientras que hay un 65% de las metas que tienen pequeños avances o incluso un retroceso.

Naciones Unidas, The Sustainable Development Goals Report 2025


A esta brecha de progreso se suma una brecha de financiación cada vez más profunda: antes de la pandemia se estimaba que se necesitaban 2,5 billones de dólares anuales para alcanzar los ODS, pero hoy el déficit asciende a 4,2 billones de dólares.

En palabras de muchos de los expertos reunidos en el último Ship2B Impact Forum, entre ellos Michele Giddens, cofundadora de Bridges Fund Management, el mensaje fue claro: “Estamos avanzando, pero no es suficiente. Los retos y los problemas crecen más rápido que las soluciones.”Por eso, más que multiplicar proyectos de impacto, necesitamos una transformación sistémica que cambie las reglas, las relaciones y las narrativas que sostienen los problemas actuales.

En este artículo profundizamos en qué significa realmente el cambio sistémico y por qué se ha convertido en una pieza clave para afrontar los grandes retos globales.
Para ello, contamos con las reflexiones de Guillermo Ricarte (Fundación Ship2B), Rosa Ricucci (Ashoka España), Antonio González (Impact Hub Madrid) y Liliana Arroyo (Esade), que nos ayudan a entender cómo pasar del impacto individual al impacto colectivo.

¿Qué significa realmente el cambio sistémico?

El cambio sistémico implica modificar las estructuras profundas de un sistema: desde las leyes y políticas hasta las normas culturales, los incentivos o las relaciones de poder que lo mantienen.
A diferencia de las soluciones tradicionales, que se centran en atender una necesidad concreta, el cambio sistémico busca que el propio sistema genere resultados más justos y sostenibles por sí mismo.

Como explica Rosa Ricucci, directora de Conocimiento e Impacto de Ashoka España, “no se trata solo de ayudar a quien tiene un problema, sino de evitar que ese problema se repita. El cambio sistémico transforma las reglas, las decisiones y, sobre todo, las mentalidades que sostienen una injusticia”.

En esa misma línea, Liliana Arroyo, profesora de Esade, lo define como “un proceso de transformación profunda que actúa sobre las causas estructurales y requiere una visión compartida, aprendizaje continuo y un horizonte a largo plazo”.

Desde la perspectiva de Guillermo Ricarte, director general de Fundación Ship2B, “el cambio sistémico es aquel proceso que busca modificar un sistema para que deje de producir ese impacto—como la exclusión o la degradación ambiental— para que deje de producir ese impacto”.

De la economía de impacto al cambio sistémico

En los últimos años, la economía de impacto ha demostrado que es posible generar beneficios sociales y medioambientales desde modelos económicamente sostenibles. Sin embargo, el cambio sistémico da un paso más: no se trata de hacer que un proyecto funcione, sino de que cambie el entorno en el que todos operamos.

Hasta ahora, la economía de impacto se ha centrado en actuar dentro de los sistemas existentes, pero entramos en una nueva era en la que debemos empezar a redefinir las reglas del juego e impulsar verdaderos cambios sistémicos.

El paso de uno a otro no es una ruptura, sino una evolución: los proyectos de impacto pueden ser los catalizadores que abran camino a transformaciones estructurales.

Como señala Guillermo Ricarte, “mientras la economía de impacto se ha centrado en acompañar proyectos y medir resultados tangibles, el cambio sistémico requiere procesos colaborativos y estructuras de gobernanza compartida. No basta con escalar soluciones: hay que cambiar cómo interactúan los actores dentro del sistema”.

Para Antonio González, CEO de Impact Hub Madrid, “el cambio sistémico no busca arreglar los problemas creados por el modelo actual, sino cultivar sistemas vivos —territorios, comunidades, organizaciones— con capacidad de evolucionar hacia mayores niveles de salud económica, social y ambiental”.

¿Cómo se impulsa un cambio sistémico?

El cambio sistémico no se logra desde una sola organización ni a través de un único proyecto. Requiere pasar del impacto individual al impacto colectivo, de la acción aislada a la colaboración estructural entre todos los actores del ecosistema: empresas, administraciones, entidades sociales, ciudadanía y academia.

Para Guillermo Ricarte, “estos procesos no pueden impulsarse de manera individual. Son desafíos complejos que requieren soluciones complejas y colaborativas, con la participación de corporaciones, startups, tercer sector y administraciones públicas. Por eso hablamos de pasar del impacto individual al impacto colectivo”.

Desde Impact Hub, Antonio González añade que “el cambio sistémico ocurre cuando un ecosistema local se activa y todos sus actores —empresas, instituciones, ciudadanía— empiezan a co-crear nuevas estructuras y modelos de valor. Es un proceso vivo y colectivo”.

Y enn palabras de Rosa Ricucci, “cuando pasamos del impacto individual al colectivo, también cambia nuestra idea de liderazgo: ya no se trata de ser el protagonista, sino de formar parte de un sistema que aprende y evoluciona”.

Durante años, muchas iniciativas han buscado generar impacto desde su ámbito de actuación, pero hoy sabemos que los grandes retos solo pueden transformarse si sumamos esfuerzos, recursos y visiones. El cambio sistémico ocurre cuando múltiples agentes alinean sus acciones hacia un mismo propósito y se comprometen a cambiar las reglas del sistema, no solo a mejorar sus resultados.

Para lograrlo, es necesario:

  • – Construir alianzas intersectoriales sólidas y duraderas.
  • – Promover nuevas narrativas culturales y sociales que inspiren acción colectiva.
  • – Diseñar modelos de gobernanza inclusivos, donde las decisiones y beneficios se distribuyan de forma equitativa.
  • – Medir los avances de manera compartida, centrándonos en los cambios estructurales, no solo en los resultados inmediatos.

Ejemplos de transformación sistémica

Los grandes cambios no ocurren de manera aislada, sino cuando diferentes actores se unen para abordar los retos desde una mirada colectiva. Este será precisamente el enfoque de la XII edición del Ship2B Impact Forum 2025, que se celebrará los 17 y 18 de noviembre en Barcelona bajo el lema “From Individual to Collective Impact”.

El evento contará con el Innovation Showtime —sesión abierta vía streaming—, una gala de inspiración con ponentes nacionales e internacionales que invitan a ampliar la mirada, explorar el cruce entre filantropía e inversión de impacto y conocer casos de éxito que demuestran que otro futuro de cambio sistémico ya es posible.

A continuación, se presentan algunos ejemplos de transformación real que muestran cómo distintos actores están generando impacto estructural en sus sectores y comunidades:

“El caso de Tutecho es emblemático para nosotros. El problema es el sinhogarismo en España y el sistema a cambiar es el acceso a la vivienda para las rentas muy bajas. El proyecto construye un engranaje complejo que incluye a empresas, ONG y una socimi para la compra de pisos, logrando un modelo sostenible donde las personas sin hogar acceden a una vivienda digna, pagan un alquiler y tienen la oportunidad de reinsertarse en la sociedad.”Guillermo Ricarte, Fundación Ship2B

Communa, en Bruselas, transforma edificios vacíos en espacios de vivienda temporal y vida comunitaria. Pero su verdadero impacto es que está cambiando la forma en que entendemos el uso social del espacio y la propiedad urbana. Es una solución concreta que está reescribiendo las reglas del juego en la gestión del espacio urbano como bien común.”Rosa Ricucci, Ashoka España

Regen Melbourne articuló una visión colectiva para transformar el sistema económico de la ciudad hacia un modelo regenerativo, adaptando el marco del Donut al contexto local y creando una plataforma digital participativa para medir y guiar el progreso hacia esa meta. Movilizó a más de 200 organizaciones hacia una nueva forma de entender la prosperidad.”Liliana Arroyo, Esade

El papel de las fundaciones en el cambio sistémico

Las fundaciones tienen un papel clave en la construcción de un cambio sistémico: pueden conectar actores, generar confianza y movilizar recursos a largo plazo para impulsar transformaciones colectivas.

“Cada vez que un Impact Hub se establece en un lugar del mundo desde el impulso de un grupo de emprendedores locales, se inicia una transformación de ese ecosistema, diferente a cualquier otro, enlazando la esencia local con los retos del territorio para llevar su potencial a otro nivel. Las circunstancias cambian, la transformación también, pero los principios, capacidades y estructuras necesarias para inspirar, conectar y habilitar ecosistemas los conocemos bien. Esto mismo lo estamos aplicando hoy en proyectos para el sector público y privado, como en Lleida, Andalucía, Galicia o León.”Antonio González, Impact Hub Madrid

En la Fundación Ship2B, esta mirada se refleja en nuestro compromiso con uno de los grandes retos sociales actuales: la soledad no deseada de las personas mayores. Más allá de un problema asistencial, se trata de un fallo estructural en los sistemas de cuidado, vivienda y comunidad que requiere soluciones coordinadas. Además, también hemos transformado el Ship2B Impact Forum hacia un evento de acción real. De la mano de Change4Legacy y con el apoyo de Ashoka España, Impact Hub y Ship2B Ventures, este año lanzamos el Systemic Summit, un espacio de acción conjunta donde líderes del ámbito empresarial, social, institucional y académico para trabajar de forma colaborativa en 10 grandes retos sistémicos que han sido promovidos por diferentes entidades:

  1. Soledad no deseada en personas mayores (Fundación Ship2B, CaixaBank, Fundación «La Caixa»)
  2. Infancia y violencia (Educo y Ship2B Ventures)
  3. Vivienda asequible (Ship2B Ventures y Change4Legacy)
  4. Capital natural (Fundación Repsol)
  5. Soledad digital en adolescentes (Esade)
  6. Alimentación sostenible (Fundación Daniel y Nina Carasso)
  7. Recursos hídricos (Aigües de Barcelona e Impact Hub)
  8. Créditos climáticos forestales (Generalitat de Catalunya)
  9. Biopolígonos (Generalitat de Catalunya)
  10. Viviendas conectadas (Generalitat de Catalunya)

Durante el encuentro, los participantes analizarán las causas estructurales de estos desafíos y co-crearán soluciones colectivas que puedan escalar y generar transformaciones reales en el sistema.

Estos espacios de reflexión y acción son el reflejo de lo que significa el cambio sistémico: unir esfuerzos, compartir conocimiento y actuar conjuntamente para cambiar las reglas del juego. En esta línea, cada vez más empresas, organizaciones y movimientos están demostrando que el cambio sistémico es posible.

Un cierre con mirada de futuro

El cambio sistémico no es una moda ni un concepto teórico: es una necesidad.
Si queremos que los retos globales dejen de reproducirse, debemos pasar de solucionar problemas a rediseñar los sistemas que los generan.
Como diría cualquier agente de cambio: la pregunta no es cuánto impacto creamos, sino cuántas reglas somos capaces de transformar.

¡Únete a la Impact Community!