La sociedad actual se enfrenta a muchos retos: cambio climático, educación, igualdad, diseño de las ciudades, pobreza… que se agruparon en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible dentro de la Agenda 2030 que aprobó la ONU en 2015. Aunque se ha avanzado mucho, ya hace tiempo que se ha demostrado que el Estado no tiene capacidad económica para resolver todos esos retos sociales y medioambientales.
Tampoco la filantropía ni las entidades sociales tienen recursos -monetarios y humanos- suficientes para cubrir allí donde el Estado no llega. Se hace, por tanto, más necesario que nunca que, como decía Michael Porter en 2013, “el sector privado, que mueve cinco veces más de capital que la filantropía y el Estado juntos, se involucre”.
En este sentido, surgen los inversores de impacto, que, según el Global Impact Investing Network (GIIN), en 2019 habían realizado inversiones por valor de 715 mil millones de dólares. No obstante, aunque estos inversores buscan apoyar empresas con impacto social y medioambiental, lo cierto es que muchos de los proyectos sociales que dan respuesta a algunas problemáticas concretas como el empleo, educación e inclusión social no pueden ofrecer modelos de negocio con las rentabilidades deseadas por los inversores de capital riesgo de impacto o requieren plazos mucho más largos.
La crisis del Covid agrava la situación
La pandemia provocada por el Covid-19, además de una gran crisis sanitaria, ha desencadenado una profunda crisis económica y social en todo el mundo. Una crisis que en España se traduce, entre otros valores, en más de un millón de empleos perdidos -sumando los que ya se han destruido y los que se encuentran en ERTE- y en un pronóstico poco alentador: según el Fondo Monetario Internacional (FMI), no recuperaremos la tasa de paro previa a la pandemia al menos hasta el 2026.
Esto agrava la situación de los colectivos más vulnerables. El propio FMI apunta que los más pobres pierden hasta un 20,5% de su renta: uno de cada 5 euros. Los más ricos apenas un 2,4%. En cifras esto se traduciría en que uno de cada 4 hogares vivirá con una renta inferior a los 7.772 euros al año – lo que se considera pobreza relativa-. Y uno de cada 10 vivirá en pobreza severa, es decir, con menos de 5.181 euros anuales. Esto hace subir a España a la 5ª posición de los países con más pobreza de la Unión Europea, según datos publicados en octubre de 2020 por Eurostat.
Esa falta de recursos en las familias afecta a muchos ámbitos, entre ellos algunos como la alimentación o la vivienda, sobre los que se venía debatiendo desde hace años. Pero si hay uno que se ha puesto especialmente de manifiesto durante esta pandemia, es el de la educación: de un día para otro, todos los colegios e institutos de España tuvieron que cerrar y readaptar las clases al formato online. Esto volvió a poner sobre la mesa la brecha educativa que sufren los estudiantes más desfavorecidos y que en ese momento, sin clases presenciales, les supuso un problema para seguir con el temario, porque muchos se encontraron sin conexión a internet o sin dispositivo para conectarse a las clases de forma virtual o realizar las tareas.
Ante esta situación, con retos cada vez mayores y más urgentes, ¿solo contamos con la filantropía tradicional para resolverlos? Desde Fundación Ship2B creemos que la respuesta es no: existe una nueva estrategia, una alternativa de financiación conocida como Venture Philanthropy.
El venture philanthropy como alternativa
El Venture Philanthropy, según la definición de la European Venture Philanthropy Association (EVPA), es una “estrategia de alto compromiso y a largo plazo, mediante la cual un inversor apoya a una organización de propósito social para ayudarle a maximizar su impacto social”.
Esta financiación de Venture Philanthropy se basa en tres principios fundamentales:
- la financiación a medida de cada proyecto, según el riesgo a asumir, el modelo de negocio y la fase en la que esté;
- el apoyo no financiero, que ayude a la empresa a incrementar su sostenibilidad, fortalecer su resiliencia organizacional y maximizar su impacto;
- la medición y gestión del impacto social.
Dentro de esta categoría, como se observa en el gráfico anterior, encontramos algunas variables. Por un lado, como indica el informe Economía Social y Solidaria, recientemente publicado por la Fundación Daniel & Nina Carasso, el tercer sector y la economía social se enfrentan a numerosos retos: falta de ciertas capacidades relativas a la innovación, estrategia y medición de impacto, búsqueda de sostenibilidad y modelos de negocio, ambición por crecer, etc. En este punto nos referimos al tipo de apoyo situado a la izquierda del gráfico, una ‘venture philanthroy grant-making’, con apoyo monetario a fondo perdido y acompañamiento no financiero para impulsar proyectos que de otra manera no podrían subsistir.
Por otro lado, como se observa en la parte más hacia la derecha del gráfico, también se pueden plantear herramientas de inversión social como préstamos blandos o capital paciente, que servirán para apoyar proyectos de alto impacto social y ayudarlos a crecer y escalar con herramientas ad hoc, adaptadas a cada proyecto y distintas a las de la inversión de impacto.
Un movimiento que empieza en España
En España el Venture Philanthropy es un fenómeno que apenas está empezando, pero que en Europa ya lleva años de recorrido, durante los cuales se han formado organismos como el EVPA, que cuenta con más de 320 miembros de 30 países -la mayoría en Europa, pero también en Estados Unidos, Oriente Medio y Asia-, o Access, fundación de Reino Unido que trabaja para hacer más resilientes en términos de sostenibilidad financiera a las entidades y empresas sociales de manera que puedan garantizar la generación de su impacto y maximizarlo.
Aunque el ecosistema cada vez es más amplio, posiblemente las fundaciones son uno de los agentes clave que pueden impulsar el Venture Philanthropy en España.
La apuesta de Fundación Ship2B
En este contexto, desde Fundación Ship2B estamos decididos a impulsar esta inversión con fuerza y, además de asesorar a aquellas organizaciones que quieran introducirse en el área, ya contamos con varios programas propios o en colaboración con terceros como:
- B-Value: programa que promovemos junto a Fundación Banco Sabadell, y que cuenta con el apoyo de Fundación Juan Entrecanales de Azcárate, para impulsar la transformación del sector social a través de la innovación. Dirigido a líderes del tercer sector que trabajen en entidades sin ánimo de lucro con base en España, llega a su 5ª edición buscando ayudar a desarrollar proyectos desde una visión estratégica, diseñar nuevos modelos de generación de ingresos, profesionalizar la propuesta de valor y alejarse de los esquemas filantrópicos tradicionales.
- S2B Scale4Impact: a partir del piloto del programa Rezinkers4Impact, estamos construyendo un nuevo programa cuyo objetivo es acompañar a empresas, startups y entidades sociales que tengan un proyecto de alto impacto que afronte el reto de la inclusión social de colectivos vulnerables, en especial en el empleo y la educación, para potenciarlos a través de un programa de aceleración y financiación.
Además, también colaboramos con todas las redes como miembros del EVPA, de la Asociación Española de Fundaciones, de la Iniciativa Fondo de Fundaciones con Anesvad y Open Value Foundation, de la comunidad de fundaciones de ESADE y BBK, y del Comité de Inversión de Impacto de Daniel & Nina Carasso, entre otras.