
Agustín Vitórica, cofundador y Co-CEO de GAWA Capital, fue reconocido con el Ship2B Impact Award 2024 en la categoría Impact Champion por su papel clave en el desarrollo de las finanzas de impacto en España. Desde hace más de una década, lidera una firma que ha movilizado más de 200 millones de euros hacia proyectos que combinan rentabilidad económica con transformación social y medioambiental.
Pero más allá de los números, este premio quiere destacar su compromiso personal con la mejora de la vida de las personas más vulnerables, su capacidad de innovación al impulsar el primer vehículo de blended finance en el país y su contribución al fortalecimiento del ecosistema de inversión de impacto.
En esta entrevista, hablamos con él no solo sobre su recorrido profesional, sino también sobre las motivaciones, aprendizajes y valores que lo han llevado a convertirse en un verdadero referente de la economía de impacto.
Este premio reconoce tu trayectoria como uno de los grandes impulsores de las finanzas de impacto en España. ¿Qué significa para ti recibir este reconocimiento a nivel personal?
Creo que una de las características fundamentales de un inversor de impacto es trabajar por el crecimiento del sector en su conjunto, más allá de los intereses de su propia firma. Solo a través de un esfuerzo colectivo lograremos que la inversión de impacto alcance el rigor, la escala y el reconocimiento que merece. Por ello, haber sido reconocido como Impact Champion me llena de una inmensa alegría y gratitud ya que significa que, de alguna manera, mi empeño en impulsar y fortalecer este ecosistema ha dado frutos. Además, recibir este de Ship2B es para mí un motivo de especial orgullo, ya que ha sido una entidad pionera que creyó en el impacto desde sus inicios y que ha marcado el camino para muchos de nosotros.
“El impacto no se construye desde el ego, sino desde la entrega”
En tu trayectoria se nota una clara vocación por generar impacto en comunidades vulnerables. ¿De dónde nace ese compromiso social? ¿Hubo algún momento o experiencia que marcara un antes y un después?
Siempre he sentido que las comunidades vulnerables de los países en desarrollo enfrentan carencias que aquí serían impensables, incluso para las poblaciones más desfavorecidas. Mi interés y mi trabajo por brindar a nuestros hermanos de América Latina las mismas oportunidades que disfrutamos aquí ha estado presente en mi vida desde la adolescencia. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión llegó al concluir una etapa en mi trabajo anterior en un “family office”. Fue entonces cuando el deseo de dar un propósito más profundo a las habilidades de inversión que había adquirido a lo largo de mi carrera dejó de ser una opción y se convirtió en una necesidad vital.
Dices que te inspira reconectar con tus raíces en el norte de España. ¿Qué papel juega esa conexión personal en tu visión del impacto y el propósito?
He crecido frente al mar Cantábrico, rodeado de la naturaleza exuberante de Cantabria. Vivir en ese entorno, contemplando cada día la belleza y la fuerza indomable de la naturaleza, te hace sentir pequeño y humilde, recordándote que somos solo una diminuta parte de un proyecto mucho mayor que se despliega ante nosotros.
La inversión de impacto llegó a mi vida como un auténtico regalo, fruto de ese proyecto mayor que guía nuestras vidas. Por eso, no me percibo como un creador o fundador de nada, sino como un instrumento al servicio de la construcción de algo que va más allá de mí y me trasciende. Y mi experiencia es que ese proyecto tiene como objetivo el amor, la empatía, la generosidad y el enfoque en la mejora de las personas que no han tenido las mismas oportunidades que nosotros. Además, “soltar las riendas” en favor de ese proyecto, te llena de paz y te permite vivir con menos obsesión por el control.
GAWA Capital ha sido clave en el desarrollo del sector en nuestro país. ¿Qué te llevó a fundar una firma de inversión con propósito cuando aún casi no existía este concepto en España?
Antes de fundar GAWA Capital observaba durante mi última etapa en el “family office” cómo fondos de impacto holandeses y suizos invertían grandes sumas en América Latina. Esto me hizo reflexionar sobre el papel que España debería asumir en la inversión de impacto, dada nuestra profunda hermandad con los pueblos al otro lado del océano. Esa convicción fue compartida por todos los que iniciamos este proyecto desde sus primeros pasos. Como he comentado antes, la creación de GAWA Capital no fue realmente obra mía, fue fruto de la sincronicidad de conocer a mi compañero Luca y de la generosidad recibida por tanta gente que se unió al proyecto sin pedir nada a cambio y con mucho que aportar, especialmente Eduardo Diez-Hochleitner, Antonio Garrigues Walker, Rafael Roldán, David Jiménez-Blanco, Santiago de Torres, Esther Giménez-Salinas y Alfredo Soriano.
“Más de 300 millones invertidos con una misión clara: transformar vidas”
Has conseguido movilizar más de 200 millones de euros hacia inversiones con impacto. ¿Qué aprendizajes te ha dejado este camino a la hora de equilibrar rentabilidad financiera y transformación social?
Ahora ya estamos por encima de los 300 millones y esperamos poder llegar a más de 400 cuando se complete el levantamiento de nuestro fondo Kuali. Lo que creo que es más importante de esa cifra es que está compuesta en un 80% de aportaciones de inversores privados.
Para atraer al inversor privado es esencial ofrecer retornos competitivos comparados con los retornos de otros fondos que no son de impacto. Es difícil equilibrar la obtención de ese retorno con la generación de un alto impacto en comunidades vulnerables. Esto es especialmente cierto si la actividad del fondo se centra en cambios de los sistemas que afectan a las comunidades. En este enfoque el beneficio pasa de centrarse solo en los accionistas del fondo a centrarse en todos los actores que participan en el sistema, con la comunidad en el centro, para que haya verdadera transformación del sistema. Es el cambio del sistema el que permite que el impacto permanezca a largo plazo.
Para hacer posible una actuación de cambio del sistema combinada con un retorno financiero competitivo se necesitan estructuras de financiación combinada o “blended finance”.

Uno de los logros más innovadores de GAWA ha sido lanzar el primer vehículo de blended finance en España. ¿Por qué crees que este modelo es clave para escalar el impacto?
La financiación combinada o “blended finance” permite alinear incentivos y movilizar capital privado hacia sectores de población o geografías donde, de otro modo, difícilmente entraría. Al contar con capital catalítico de instituciones públicas o filantrópicas, se logra reducir el riesgo percibido, aumentar el retorno esperado y generar un efecto multiplicador.
En nuestro caso, los fondos de “blended finance” demostraron que este modelo es viable y capaz de atraer a inversores privados a gran escala dirigiendo su capital a contextos complejos, canalizando recursos hacia pequeños agricultores y emprendedores que de otra forma no hubieran accedido a financiación.
Pero quizás el componente de capital más importante del capital catalítico son los recursos de asistencia técnica, que son recursos de donación. Los proyectos de asistencia técnica permiten financiar la transformación de los actores del sistema, involucrarlos en la solución, facilitando la adopción de las soluciones por parte de las comunidades y dándoles la voz para ver si el cambio deseado se está produciendo. Estoy convencido de que este modelo es fundamental para escalar el impacto y cerrar la brecha de financiación que enfrentan las comunidades más vulnerables.
La financiación combinada es otra demostración de que los recursos de donación pueden trabajar junto a los recursos de inversión para poder llegar a más personas y multiplicar el impacto.
¿Qué te ha sorprendido más –para bien o para mal– en estos años liderando el cambio desde el ámbito financiero?
Lo que más me ha sorprendido positivamente es la receptividad de tantos inversores institucionales y privados, que han mostrado una genuina voluntad de apostar por el impacto. Percibo que existe un cambio cultural profundo en marcha, donde cada vez más capital busca no solo retorno financiero, sino también un legado positivo.
En el lado menos positivo, creo que como sector es necesario emanciparse de los recursos públicos que no sean catalíticos. Muchos fondos de impacto están financiados en su gran mayoría por inversores públicos no catalíticos que toman el papel que debe tomar el capital privado. Por ello, no movilizan casi capital privado que es el que necesitamos movilizar para lograr enfrentar los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Por ello, necesitamos que nuestros fondos sean financiados mayoritariamente por capital privado para lograr un sector consolidado y sostenible en el tiempo.
“España tiene una oportunidad única para liderar el impacto en Europa”
Más allá de GAWA, también has contribuido a construir el ecosistema de inversión de impacto en España. ¿En qué punto crees que estamos y qué nos falta aún para consolidarlo?
España ha recorrido un camino extraordinario en muy poco tiempo. Hemos pasado de ser un país donde apenas se hablaba de inversión de impacto, a tener múltiples fondos, plataformas, fundaciones y redes activas en el impacto. Sin embargo, todavía falta consolidar tres aspectos clave: una mayor movilización de capital privado hacia nuestros fondos, un marco regulatorio más claro a nivel europeo que defina e incentive este tipo de inversiones y un verdadero despegue de la inversión de impacto hacia fundaciones y otros actores de la economía social y solidaria. Creo que la próxima década será decisiva para dar ese salto y tenemos una gran oportunidad de situar a España en la vanguardia europea del impacto.
Si tuvieras que dar un consejo a alguien que quiere emprender o invertir con impacto, ¿cuál sería?
Mi consejo sería empezar por la convicción personal. El impacto no es solo una estrategia de inversión, es una manera de entender el mundo y de situar nuestras capacidades al servicio de algo mayor. Para quien emprende, es vital rodearse de un buen equipo que, idealmente, sea mejor que tú, y de aliados que compartan esa visión. Para quien invierte, la clave está en tener paciencia y entender que la inversión de impacto con enfoque en sistemas tarda en producir un valor económico duradero para las comunidades y un retorno competitivo para los inversores.
Y para terminar, ¿qué te motiva cada día a seguir empujando desde el propósito?
Lo que más me motiva es saber que detrás de cada decisión de inversión hay personas reales cuya vida puede mejorar. Cuando pienso en los agricultores que acceden a financiación y a mejores insumos, en las familias que pueden enviar a sus hijos a la escuela o aumentan el gasto en salud porque han incrementado sus ingresos o en las comunidades que construyen resiliencia frente al cambio climático y no se ven abocadas a dejar sus hogares, encuentro la energía para seguir. También me inspira el compromiso del equipo que me rodea y de tantos colegas en el sector, que me recuerdan que no estamos solos: formamos parte de un movimiento global que busca un futuro más justo y sostenible.
